No toda la sal que consumimos viene del mar. Aprovechamos nuestro viaje a Rumanía para pasar una mañana en una de las minas de sal del país: la de Slanic.
La sal que consumimos viene del mar, ¿o no? Aunque en países como España esto es lo habitual, en muchos otros lugares del mundo la sal no proviene del océano, sino de profundos lugares a kilómetros de la costa. Es el caso de las minas de sal de Wieliczka, en Polonia, y también la Turda o la de Slanic, en Rumanía.
Para nuestro viaje por Bulgaria y Rumanía teníamos claro que queríamos visitar una de las minas de sal, ya que las niñas nunca habían visto una. Dudamos mucho entre la Turda y la de Slanic, pero finalmente nos decantamos por esta última por ser un poco menos «parque de atracciones».
La mina Unirea (Salina Slănic Prahova) se encuentra a medio camino entre Bucarest y Brasov, en la localidad de Slanic. Unos datos:
- Está a 208 metros de profundidad.
- Tiene una superficie de 53.000 metros cuadrados.
- La temperatura en su interior es constante todo el año: unos 12 grados.
En su interior hay varias galerías, un lago, una iglesia y hasta una zona de juegos para niños. Además, debido a la salinidad del aire, se utiliza con fines terapéuticos, sobre todo para personas con problemas respiratorios.
Un poco de historia
La explotación de sal en la zona de Slanic comenzó en el siglo XVII. La mina que hoy visitamos, la denominada Unirea, comenzó su explotación en 1943.
La extracción se realizaba mediante métodos tradicionales, con explosivos y herramientas manuales para separar la sal de las paredes.
Cuando hubo que detener la extracción por las condiciones geológicas, en 1970, abrió sus puertas al público, convirtiéndose en una atracción turística, a la vez que lugar de tratamiento para personas con enfermedades respiratorias.
La visita
Desde el pueblo de Slanic y tras pasar por una zona de puestos de comida y souvenirs, se accede a la taquilla. Una vez comprados los tickets de entrada, unos microbuses te llevan hasta lo alto de una cercana montaña primero, para adentrarse en un profundo túnel después. Esta es la entrada a la mina.
Cuenta con varias cámaras, algunas a 240 metros de profundidad y con techos que alcanzan los 54 metros de altura.
En paredes y techos se pueden ver las capas de sal intercaladas con arcilla y otras impurezas. Eso sí, si tocas una pared y te chupas después el dedo, te sabrá salado.
Además, en el recorrido verás varias esculturas, hechas de sal, paneles informativos sobre la historia del lugar y un lago salado.
Verás también una iglesia, no tan espectacular como la de Wieliczka, eso sí.
En tan inmenso espacio hay una zona con sofás e incluso camas, pensadas para quienes acuden para mejorar su salud. Y también una zona de hinchables y juegos para niños.
Por supuesto cuenta con varios aseos. Lo que no hay es dónde comer, más allá de una pequeña cafetería que solo tiene algunos productos envasados (galletas y similar).
Datos prácticos
Cómo llegar
La mejor forma de llegar hasta Slanic es con coche de alquiler. Nosotros llegamos desde la costa del Mar Negro en Bulgaria, en Kavarna, y tras visitar esa mañana la tumba tracia de Sveshtari. Como al llegar ya estaba cerrado (el último autobús sale sobre las 15:00), hicimos la visita al día siguiente a primera hora. Desde allí seguimos rumbo norte hasta Sinaia, para visitar el castillo de Peles.
Yendo desde Bucarest, hacia el norte, o desde Brasov, al sur, se llega en menos de 2 horas.
Dónde alojarse
En Slanic no hay una gran oferta de alojamientos. De hecho, mirándolo con varios meses de antelación, en Booking no nos salía ningún alojamiento.
Al final reservamos allí una noche a través de Airbnb en el apartamento más bonito, limpio y cuidado que hemos visto nunca y desde el que se puede llegar a pie a la taquilla de la mina.
Dónde comer
Lo que sí hay en Slanic son varios restaurantes y cafeterías, además de puestos junto a la taquilla de la mina.
Eso sí, en la mina no esperes encontrar nada. Nosotros al llegar tan pronto quisimos desayunar allí y solo pudimos comprar unas galletas y bollos envasados bastante malos y chocolate caliente de máquina.
Cómo vestirse
La temperatura dentro de la mina es constante todo el año: 12 grados. Por ello, si vas en verano, no te olvides de llevar algo de abrigo y manga larga o no podrás aguantar mucho rato abajo.
Viajar con niños
Si vas a viajar a Rumanía con niños, apunta la mina de Slanic en tu ruta. A no ser que ya hayan estado en una mina de sal, les encantará la experiencia: tocar y que todo sea salado, estatuas y lago de sal, estar a tantos metros de profundidad en un espacio inmenso… Y además, zona para niños con hinchables y juegos.
Más información
- Página web de Salrom S.A., que incluye varias minas, como la de Slanic.
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