¿Hay que esperar mucha cola en los sitios turísticos? ¿Hay carteristas? ¿Hay aseos públicos? Dedicamos el último post de consejos para viajar a China por libre a enumerar a modo de resumen lo que hay y no hay en el gigante asiático.
Para terminar nuestra serie de 15 consejos para viajar a China por libre vamos a enumerar, a modo de resumen, lo que hay y no hay en el gigante asiático.
Lo que hay en China
- Millones de personas por todas partes: esto responde a la pregunta con la que encabezamos el post, sí, las colas son inmensas en muchos sitios, para subirse a un autobús, para acceder a un museo…
- Muchísima contaminación en las ciudades: no es raro ver a mucha gente con mascarillas y pasar días completos sin ver más allá de unos pocos metros por la contaminación en el aire.
- Una gastronomía variadísima y exquisita: hay de todo y para todos los gustos, quizá lo único que no sea fácil de encontrar sea el queso o las ensaladas, pero lo demás, sin problema.
- Un caos circulatorio permanente: motos, carros, coches, peatones, todo convive en las vías en el más absoluto desorden, pero sorprendentemente no hay accidentes ni atropellos habituales.
- Aseos públicos cada pocos pasos: en todas las ciudades, pueblos y hasta en medio del campo hay aseos públicos y gratuitos.
- Gente encantadora que se desvive por ayudar si se lo pides: no saldrá de ellos pero si pides ayuda humildemente, con lo que necesites escrito en chino y a ser posible con una palabra de agradecimiento en su idioma, descubrirás que hay mucho más detrás de las caras serias e indiferentes que se ven a primera vista.
- Una red ferroviaria impresionante y los autobuses y metro de las ciudades también. Es difícil no encontrar transporte para un trayecto. Otra cosa es que sea más o menos rápido.
- Una mezcla de admiración/miedo al turista: los turistas chinos que acuden a las grandes ciudades y ven por primera un occidental no dudarán en fotografiarse con la mayor atracción de su viaje: tú. Y aquellos que atienden puestos, recepciones… y que no saben ni una palabra de inglés intentarán por todos los medios evitar el contacto contigo.
- Una riqueza cultural impresionante: siglos y siglos de historia, un modo de vivir totalmente diferente, costumbres que a nosotros nos suenan «a chino»… Sólo con pasear por un parque, una bulliciosa calle o un mercado descubrirás otro mundo, que sorprende y embriaga por igual.
- Alojamientos para todos los presupuestos: al igual que con los aseos públicos, en China hay hoteles a cada paso. Lo bueno es que con tanta oferta los precios son muy competitivos y, además, hay alojamientos para todos los gustos y bolsillos.
Lo que no hay en China
- Orden o reglas para moverse entre el gentío y las colas: lo habitual en China es moverse a codazos, hacer caso omiso de quién hay alrededor y una vez que visualizas tu objetivo lanzarte sin más a por él, hasta que encuentres un obstáculo inamovible.
- Delicuencia o robos a turistas, más allá de los timos habituales. No es cuestión de llevar el dinero asomando de los bolsillos pero es cierto que las ciudades chinas son muy seguras en cuanto a carteristas se refiere. Otra cosa son los timos propios de ciertas zonas que hay que evitar.
- Aseos públicos en los que uno se atreva a hacer sus necesidades sin remilgos: sí, en el punto anterior decíamos que hay baños cada pocos metros pero otra cosa es el estado de los mismos. Según donde estés puede resultar tarea imposible encontrar un aseo público que no genere como mínimo un par de náuseas.
- Posibilidad de pagar con tarjeta de crédito, salvo contadas excepciones, como en los hoteles para occidentales y algún restaurante en Pekín. Y aunque las acepten, las mirarán con una mezcla entre miedo y asco al verlas.
- Acceso sencillo a redes sociales: en China Google y las principales redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram están prohibidas y sólo se puede acceder mediante VPN.
- Gente que hable inglés: como máximo podrás entenderte en inglés, siempre que no te salgas de lo básico, en las recepciones de los hoteles. El resto, olvídate.
- Precios fijos: en tiendas, puestos de comida y demás toca regatear porque nunca verás un precio y lo que te digan será desorbitado. En China hay que regatear hasta por una botella de agua.
- Camas blanditas: en los alojamientos en China las camas suelen ser enormes pero, eso sí, en modo chino en cuanto a dureza. Así que por muy cansado que estés no hagas la gracia de tirarte a la cama con impulso porque te vas a hacer daño seguro.
- Queso y ensaladas: la gastronomía china es excelente y muy variada pero es raro encontrar ensaladas frescas, o ingredientes crudos en general, y quesos.
- Escasez de comida y de carta: las cartas de los restaurantes tienen decenas de páginas y pidas lo que pidas las cantidades serán ingentes y será imposible que acabes todo. Mejor, hacerlo sería de muy mala educación.
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