La gastronomía china es deliciosa y muy variada, las cartas de los restaurantes tienen decenas de páginas, los puestos callejeros infinidad de opciones y, además, si necesitas un respiro, en todas las ciudades encontrarás también los clásicos McDonalds, Pizza Hut…
Arroz tres delicias, pollo con limón, rollito de primavera… Si vas a viajar a China ya puedes olvidarte de la típica comida que sirven en occidente los restaurantes asiáticos. No se parece en nada.
La gastronomía china cuenta con detractores, que si pica mucho, que si son cosas muy raras, pero lo cierto es que la gran mayoría de los que viajamos al gigante asiático volvemos encantados con su comida. Lo mejor es olvidarse de los prejuicios e ir probando poco a poco la infinidad de opciones que ofrece la comida china. Con cuidado, porque es verdad que hay pequeños ingredientes que como te los comas así sin más vas a estar ardiendo horas, pero pronto empezarás a identificarlos. Además, si necesitas un descanso o si definitivamente no es lo tuyo, siempre están los típicos restaurantes occidentales donde degustar una pizza o una hamburguesa, más o menos normales.
La comida van 10 consejos sobre la comida china:
1. El arte de los palillos
La primera diferencia con los restaurantes chinos en España es que en China no hay alternativa a los palillos. A no ser que estés en un restaurante occidental, no te queda otra que aprender a comer con ellos. Si piensas que no vas a poder, no te preocupes y no se te ocurra cargar con cubiertos desde aquí, nosotros también somos especialmente patosos con ellos en España pero allí la cosa cambia, para empezar porque la comida está realmente preparada para cogerse con palillos: el arroz queda como en pegotes grandes, los tallarines son larguísimos y se adhieren a los palillos y la carne y verduras van cortadas al tamaño perfecto para coger los trozos y a la boca.
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Otra cosa es que lo hagas con más o menos arte porque se supone que los palillos deben cogerse lo más arriba posible, complicado si no estás habituado. Luego, no intentes sorber los fideos o tallarines, algunos de literalmente un kilómetro de largo; lo que sobra se corta con los dientes y vuelve al plato hasta la próxima tacada.
Lo único que no se come con palillos es la sopa. Para eso ponen una pequeña cucharita con forma de cuenco, no demasiado cómoda pero a la que también acabas habituándote..
2. ¡Manos fuera!
Seas más o menos diestro con los palillos, lo que debes evitar a toda costa es comer con las manos, y más si no quieres que se te quede toda China mirando. Ellos cogen los palillos bien arriba precisamente porque está mal considerado tocar la comida con las manos y éstas deben permanecer lo más alejadas posible.
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Un caso curioso ocurre en cadenas occidentales de pizzerías en las que sí hay cubiertos que los occidentales manejamos a la perfección pero para los chinos puede ser un suplicio. Así, entre esto y que no pueden tocar la comida con las manos lo habitual es verles pinchar una porción de pizza con el tenedor o el cuchillo y, ¡a mordiscos!
3. La ausencia de servilletas
Quizá uno de los motivos por los que los chinos no tocan la comida con las manos es porque dificilmente van a poder limpiarse después. En ninguno de los restaurantes donde comimos, de todas las categorías, encontramos una mísera servilleta. Así que no te olvides los kleenex o toallitas a no ser que seas el amo en el arte de los palillos.
Las comidas que sí pueden cogerse con las manos, como la rana, más que nada para no ahogarte con un hueso, vienen acompañadas con un cuenco pequeño donde van cayendo las sobras según comes. En estos casos es donde más echarás de menos las servilletas.
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4. En el restaurante
Lo mejor de los restaurantes chinos normales es que tienen unas cartas de páginas y páginas donde es imposible que no encuentres algo que te guste. Lo único que no suele figurar en los menús chinos son las ensaladas o en general platos con ingredientes crudos.
Todos los platos cuentan con fotos gigantes por lo que si no están los nombres traducidos al inglés no importa. Y en algunos casos las traducciones son cuanto menos curiosas, como una foto de un pollo asado cuyo nombre indicaba «corn». Así que mejor fiarse de las fotos y hartarse de paciencia, eso sí, porque no hay orden ni concierto en las cartas, los helados aparecen mezclados con los principales, no hay diferencia alguna entre primeros, postres, etc.
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En China lo habitual es que te pongan comida para el doble de los comensales como mínimo, si no es como una falta de respeto. De hecho, a todos los platos que te ponen siempre añaden un bol de arroz no vaya a ser que te quedes con hambre. Eso sí, igual de irrespetuoso es ponerte poca comida que que tú te la comas toda. Siempre hay que dejar algo. Pero es fácil, porque por muy rico que estés, con dar salida a la mitad ya estás listo para ganar un concurso americano.
5. Restaurantes occidentales
En todas las ciudades encontrarás grandes cadenas de comida rápida. En especial, en China tienen absoluta devoción por el Kentucky Fried Chicken, pero también hay McDonalds, Pizza Hut… Incluso en Shanghai tienen los famosos pasteles de Belem portugueses.
En todos estos restaurantes encontrarás productos más conocidos y luego otros que nada tienen que ver con los que hay en España. Y mezclas curiosas como pizza con frutas locales.
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Para muchos chinos estos son restaurantes de lujo y además como no les gusta comer con las manos cuentan con menús de arroz con pollo o cerdo con especias. Por lo general esto es lo que verás que comen los chinos, mientras que los occidentales estarán con las clásicas patatas fritas, hamburguesas, pizzas…
En nuestra opinión, para comer comida china mejor ir a un restaurante chino y reservar las cadenas occidentales para cuando necesitas un cambio gastronómico porque te apetece o porque no andas muy allá de la tripa.
6. Puestos callejeros
Según tu experiencia viajera en cuanto a la resistencia de tu sistema digestivo a las bacterias y virus, puede ser recomendable evitar los puestos callejeros. Es una verdadera pena porque es la mejor manera de meterse en el mundo de la gastronomía china de lleno. Además, pasear, por ejemplo, por el barrio musulmán de Xi’an y no probar bocado es duro.
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Nosotros empezamos el viaje por China con precaución en cuanto a comida callejera porque es lo que nos decían guías y amigos: que íbamos a ponernos malos seguro aunque en países como Marruecos, Turquía, Tunez o Jordania hubiéramos sido los únicos en librarnos del mal del viajero. Poco a poco nos fue resultando imposible ir probando cosas hasta que al final nos tomamos hasta el yogur fresco de una carreta. Y sí, nos terminamos poniendo un poco malos durante unas horas pero por el exceso de zumo de ciruela y sus obvias propiedades laxantes.
Así, además de probar todo lo posible en el mercado musulmán de Xi’an, nuestra recomendación es probar las frutas, los zumos, la leche de soja fresquita, panes, platos de fideos…
7. Supermercados
Entrar a un supermercado en China es toda una experiencia, sobre todo si tu idea es intentar comprar algo parecido a los ingredientes para hacerte un sandwich o bocadillo para cenar en el hotel. Calculamos que el 80 por ciento de los productos del supermercado son irreconocibles para un occidental. Y el 20 por ciento restante puede llevar sorpresa. Nosotros compramos unas almendras aparentemente normales para poder tomar algo durante la ruta por la Gran Muralla pero estaban impregnadas de un sabor totalmente diferente, alguna mezcla de especias invisible. Lo mismo con unas galletas, que estaban buenas, pero fuimos incapaces hasta de decir si eran dulces o saladas.
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Ahora, si te centras en lo que comen los chinos en los viajes en tren o por la calle entonces es fácil: bols de fideos a los que añadir solamente agua, una especie de salchichas para darle el toque a los fideos (y que no saben a salchicha en absoluto) o unas patas de pollo envasadas para los que no tienen remilgos con las partes «raras» de los animales.
8. Delicias locales que no te puedes perder
China es un país enorme, el gigante asiático y, lógicamente, cada región tiene sus propias especialidades gastronómicas. Arroz, tallarines, baozis y verduras son básicos que se encuentran siempre, así como platos con judías verdes y un sinfín de ingredientes irreconocibles; pasta de arroz en forma de rollitos y bañada en dulce; sopas como la de bambú; carne de cerdo, pollo o rana con flor de loto… En cuanto a bebidas en todas partes hay cerveza, zumo de ciruela y leche de soja. Y, además, cada zona tiene sus especialidades. Estos son algunos de los que no te puedes perder en un viaje clásico por China (Pekín, Shanghai, Xi’an, Guilin…):
- En los alrededores de Shanghai, Tang Yuan: bolas de pasta de arroz rellenas de crema de sésamo negro y cocinadas al vapor que pudimos degustar en Zhujiajiao. Una mezcla un tanto empalagosa si lo tuyo no es el dulce.
Tang Yuan en Zhujiajiao, no aptas para diabéticos Rana con flor de loto en un restaurante de Shanghai - El Guilin, Mifen: clásico bol de fideos de arroz con cosas irreconocibles pero delicioso y no especialmente picante. Lo sirven en todas partes para desayunar y dada la abundancia del plato sirve también de comida. En Guilin también es muy famoso el pescado del río, que hay en todos los restauranes.
Plato de Mifen en Guilin En los bancales de arroz de Longsheng crece el principal enemigo de muchos con la gastronomía china: guindillas hiper picantes - En Xi’an, en el mercado musulmán, el rou jia mo o hamburguesa china. La verdad es que comparado con el resto de cosas que degustamos en esta zona fue un poco decepcionante.
La famosa rou jia mo, la única decepción del viaje Especie de pan omnipresente en el mercado musulmán - En Pingyao, los Kao Lao Lao, una especie de pasta en forma de panal de abejas que está exquisita. También sirven vino blanco local.
Los famosos y deliciosos Kao Lao Lao Una versión curiosa y rica de dumplings en Pingyao - En los alrededores de Datong probamos un plato a base de berenjena que era una absoluta delicia, probablemente lo mejor que probamos en China, pero fuimos incapaces de averiguar el nombre o los ingredientes concretos del mismo.
Plato con berenjena degustado en Datong, una delicia Una de tantas versiones de tallarines, todas riquísimas - Pato pekinés: el clásico pato pekinés y todas las demás variantes de pato asado, en tiras y demás que son una maravilla para el paladar.
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9. Y las que es mejor que te pierdas
Seguro que has visto fotos o alguien te ha dicho que en China se comen bichos. No dudamos que pueda ser verdad en algunas zonas pero las habladurías y las imágenes se refieren al mercado de Wangfujing, una auténtica turistada en pleno centro de Pekín. Ahora, si te apetece probar escorpiones, caballitos de mar o gusanos, ese es el sitio más práctico.
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Además, a nosotros hubo un par de cosas que nos dieron demasiado respeto: una fueron las patas de pollo con tanto disfrutaban los chinos en los trenes, en especial los niños, y otra los helados que vendían en puestos ambulantes en los alrededores de la plaza de Tian’anmen y que sorprendentemente y a pesar del sofocante calor, duraban horas y horas sin fundirse.
10. Disfruta la experiencia
Ver comer pizza trinchada con un tenedor y a bocados, servir 6 fuentes hasta los topes para dos personas, observar a una niña de unos 8 años tomarse dos bols de fideos con salchichas y dos paquetes de patas de pollo en menos de seis horas, adivinar los ingredientes de un plato pedido al azar e incluso oir la variedad de sonidos que emiten los lugareños al comer es, sin duda, parte imprescindible de todo viaje a China.
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Aunque tengas el estómago delicado o seas un poco tiquismiquis con comidas diferentes en China es imposible que te quedes con hambre. Arroz blanco básico puedes encontrar en cualquier restaurante, fideos, comida occidental… Y además, aquí no hay problema con el horario, los chinos comen a todas horas. Y para que puedan hacerlo, en trenes, estaciones, aeropuertos y demás siempre hay agua hirviendo lista para echar a tus fideos.
Nuestro consejo es, como todo en China, relájate, fuera prejuicios, paciencia y ¡disfruta! Y si al volver, meses después descubres que ese plato delicioso e irreconocible que probaste resulta que era medusa, pues ya tienes una anécdota más en tus recuerdos viajeros.
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