Te contamos en este post qué ver, qué hacer y toda la información de interés para visitar Berlín en 4 días.
Capital de Alemania tras su unificación en 1871 (y de la RDA durante su existencia), Berlín es la ciudad más grande del país. A la destrucción que sufrió en 1945 se suman las décadas de división que hacen que hoy en día la ciudad muestre poco de lo que fue antes de la II Guerra Mundial y sea más bien una mezcla entre antiguo y moderno que puede resultar caótica para algunos visitantes.
Así, si esperas encontrar en Berlín una ciudad con un casco histórico bonito y antiguo como el de otras capitales europeas como Viena o Praga, te llevarás una gran decepción. Es cierto que quedan algunos edificios antiguos y el barrio de Nicolai Viertel, muy bien restaurados y que sirven para hacerse una idea de lo que fue la ciudad hasta la primera mitad del siglo XX. Pero poco más en cuanto a ciudad bonita se refiere. A cambio, a poco que te guste la historia de la segunda mitad del siglo pasado, ningún lugar como Berlín para verlo en vivo y en directo.
Y, por supuesto, la ciudad tiene otros muchísimos atractivos, como sus impresionantes museos, infinidad de galerías de arte de todo tipo, edificios ultramodernos, agradables paseos… En cierto modo, Berlín es similar a Londres; no es la ciudad más bonita del continente en conjunto pero tiene algo que engancha y tantas atracciones que siempre quedan ganas de volver y cualquier época es buena para visitarla.
A continuación resumimos lo más destacado para ver en Berlín en cuatro días y las excursiones que pueden realizarse desde allí en un día: Spandau, Potsdam y Dresden.
Los imprescindibles
Antes de entrar en detalle de museos y puntos determinados vamos a enumerar los imprescindibles de Berlín. La mayoría de ellos son gratuitos y pueden verse fácilmente en un par de días.
- Recorrer Unter den Linden (Bajo los Tilos). Es la avenida principal de Berlín y conecta la Puerta de Brandemburgo, icono de la ciudad por excelencia que data de 1789, y la Isla de los Museos. Por el camino de aproximadamente 1,5 kilómetros se encuentran muchos de los puntos de interés de la ciudad: Plaza de París, Museo de la Historia Alemana, Universidad Humboldt, Antigua Biblioteca Nacional, Ópera Nacional y el Nuevo Cuartel, en cuyo interior se encuentra el monumento conmemorativo a las víctimas del fascismo y la dictadura… Además desde aquí se accede en pocos minutos a otros lugares como el Monumento al Holocausto, conformado por cientos de bloques de cemento de diferentes alturas y que está dedicado a los judíos asesinados por los nazis. Desde Unter den Linden se accede también a Friedrichstrasse, zona de compras y ocio, y a la Bebelplatz, bajo cuyo suelo podemos contemplar el recuerdo de que allí fue la quema de libros de 1933 por parte de los estudiantes nazis: una estantería sin libros.
- Empaparse de arte en la Isla de los Museos. Rodeada por el río Spree, es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y alberga los museos más destacados de la ciudad: Altes Museum, Neues Museum, Bodemuseum, Alte National Gallerie y Pergamon Museum.
- Admirar la ciudad desde la cúpula del Reichstag, sede del Parlamento alemán. La visita es gratuita e incluye una audioguía de las que merece la pena escuchar. Además de las vistas desde su famosa cúpula de cristal, es muy interesante la exposición de la zona inferior sobre la historia del edificio. Para visitar el Reichstag hay que reservar previamente el día y la hora a través de la web Visit the Bundestag.
- Entrar a la Catedral de Berlín y subir a la cúpula. Su construcción finalizó en 1905 y de ella destacan la escalinata, la Tumba-cripta de los Hohenzollern y la cúpula, que fue destruida durante la guerra y finalmente restaurada tras la caída del muro.
- Pasear por la Gendanmenmarkt. Es en nuestra opinión la plaza más bonita de Berlín, con las catedrales gemelas (francesa y alemana) a cada lado, la Konzerthaus y el monumento a Schiller. Es una zona muy animada, con puestos de comida en verano y el mejor mercado navideño en diciembre.
- Admirar el Rotes Rathaus, Ayuntamiento Rojo, y pasear por el parque si las obras lo permiten (en enero de 2014 no había parque, directamente). El edificio construido en 1869 sirve hoy día como sede del Ayuntamiento y del Senado de Berlín. Junto al parque se encuentra la estatua de Marx y Engels y la fuente de Neptuno.
- Pasar las horas en la Alexanderplatz. Esta inmensa plaza fue el foco de la resistencia durante la época comunista y en ella se encuentran la Torre de la Televisión (Fernsehturm) y el Reloj de las Horas del Mundo. Al contrario que la Gendarmenmarkt, Alex (como la llaman los berlineses) es de las plazas más feas de la ciudad pero eso no quiere decir que no merezca la pena. El ambiente de la zona hace que sea uno de nuestros puntos favoritos de la ciudad y en el que terminamos en cualquier rato libre tras realizar las visitas del día. En invierno cuenta con mercadillo navideño y pista de patinaje sobre hielo. Desde aquí se accede fácilmente a la Marienkirche, iglesia gótica, y las ruinas del Franziskaner Klosterkirche, monasterio franciscano medieval.
- Recorrer los patios de Hackesche Höfe, declarados monumento histórico en 1972. En los ocho patios hay oficinas, viviendas y numerosos comercios, bares y restaurantes. A unos minutos andando se encuentra la Nueva Sinagoga, destruida en gran parte durante la guerra pero perfectamente restaurada en los 80. Destaca la cúpula bizantina.
- Recrear el Berlín de antes de la guerra en el restaurado barrio de Nicolaiviertel. Aunque construido en 1987, tiene el aspecto de la Edad Media y da gusto pasear por sus callecitas peatonales que nada tienen que ver con el resto de la ciudad. Hay infinidad de tiendas y restaurantes y lo ideal es dejarse llevar sin seguir una ruta fija. Lo que sí se conserva tal cual en este barrio es la Nikolaikirche, el edificio religioso más antiguo de Berlín.
- Visitar el epicentro del Berlín Occidental en la Breitscheidplatz con el Europa Center, primer rascacielos de la ciudad; la avenida Kurfurstendam y la Iglesia del Kaiser Guillermo (Gedachniskirche). Esta iglesia, conservada tal cual quedó tras los bombardeos de la II Guerra Mundial y que tiene adosado un monumento conmemorativo, es el perfecto resumen de lo que es la ciudad, mezcla de antiguo y moderno.
- Ver el Berlín ultramoderno en la Potsdamerplatz. Lo que antaño era el corazón de la ciudad histórica hoy es el símbolo de la ciudad moderna con sus enormes rascacielos (el Sony Center es el más famoso de ellos). En la plaza convergían los sectores soviético, americano y británico y en la actualidad se pueden ver restos del muro y los adoquines que marcan su ubicación.
- Si hace buen tiempo, dar un buen paseo por el inmenso Tiergarten, el pulmón de la ciudad. La avenida 17 de Junio lo atraviesa a lo largo y en ella se encuentra la Columna de la Victoria, de 60 metros de altura. También se puede ver el Palacio Bellevue, hoy sede de la presidencia alemana. Pero lo mejor es perderse por el parque y sentarse un buen rato a descansar en su impoluto césped de un verde brillante. Aviso para los que vayan en invierno, el parque da más pena que otra cosa porque no hay ni una hoja ni rastro del verdor que luce en primavera y verano.
- Dar un paseo por el elegante Charlottenburg. En este barrio, foco de interés turístico en los años de división de la ciudad, se encuentra el palacio barroco del mismo nombre. En él se encuentran varios museos que pueden visitarse por separado.
- Hacerse una foto con el famoso Ampelmännchen, el archifamoso peatón de los semáforos de la RDA.
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Museos
En Berlín hay museos y galerías para todos los gustos, así que lo ideal es informarse bien, también de las exposiciones temporales, y elegir. Nosotros destacamos los siguientes:
- Pergamon Museum (Museo de Pérgamo): alberga una de las mejores colecciones de restos arqueológicos de arte babilónico, asirio, romano, griego e islámico. Entre sus tesoros destacan la Puerta de Ishtar y de la Vía Procesionaria, la Puerta del Mercado de Mileto y la fachada del Templo de Uruk. A pesar de las grandes dimensiones del museo está tan bien organizado y montado que la visita se hace corta. En un par de horas se puede ver perfectamente sin agobios.
- Neues Museum (Museo Nuevo): lo más destacado es la exposición de arte egipcio, que antes se encontraba en un museo independiente próximo al Palacio de Charlottenburg, después en el Altes Museum y finalmente aquí. La estrella del museo es el famoso busto de Nefertiti, del siglo XIV a.C.
- Mauer Museum (Museo del Check Point Charlie): aunque a la Lonely Planet le parece poco menos que una atracción de feria, lo cierto es que si se tiene un mínimo de interés en la historia del Berlín dividido este museo es de visita obligada. Aquí puedes pasar horas leyendo documentos, viendo fotografías y hasta explorando los artilugios de los que se valían aquellos que se aventuraban a cruzar el Muro.
- Exposición Topográfica del Terror: tiene una colección impresionante de fotografías y documentos de las SS. Está ubicada junto a uno de los restos del Muro próximos a la Potsdamerplatz que permanecen tal cual, en lo que queda de los sótanos del edificio sede de la Gestapo, dirección de las SS, del servicio de seguridad de las SS y de la administración central de Seguridad del Reich.
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Recorriendo el muro
El Muro de Berlín, aunque derruido, forma parte de la ciudad inexorablemente. Dividió la ciudad en dos mundos totalmente opuestos durante 28 años y es crucial en la historia de Berlín. Es difícil no toparse con algún resto, monumento conmemorativo o incluso con el mismo camino de adoquines que marca su trazado. No se puede visitar ni entender Berlín sin lo que fue su Muro divisorio. En la web oficial de Berlín hay un apartado con todos los puntos de interés referentes al Muro y a la división de la ciudad, de los que nosotros destacamos los siguientes:
- Gedenkstätte Berliner Mauer: al norte de la ciudad, a lo largo de Bernauer Strasse, Garten Strasse y Acker Strasse se puede ver mejor que en ningún otro sitio lo que supuso el Muro de Berlín. Aquí se ha mantenido tanto el Muro como la «franja de la muerte» por lo que es donde de verdad puede uno hacerse a la idea de la división de la ciudad. Además, a lo largo del recorrido hay multitud de documentos, fotos y otros elementos clave para entender este periodo de la historia de Berlín (torre de vigilancia, marcas por donde iban los túneles de quienes intentaban fugarse, marcas fieles de donde había edificios que fueron demolidos para la construcción del Muro…). Destaca en la capilla de la Reconciliación, erigida en los cimientos de la iglesia del siglo XIX que había y que fue derruida para construir el muro. A nuestro juicio es sin duda de visita obligada y a la que bien merece la pena dedicar al menos una tarde entera. Web oficial.
- Restos del muro en Potsdamerplatz y alrededores: merece la pena ver los restos del muro que se encuentran tanto en la Potsdamerplatz como junto a la Exposición Topográfica del Terror. No son tan vistosos como otros pero sí auténticos en su colorido y ubicación. Además en estas zonas, aunque completamente restauradas y en constante mejora (cada vez quedan menos solares vacíos), no deja de verse que hasta hace bien poco era «tierra de nadie».
- Check Point Charlie: al igual que la Puerta de Brandeburgo, servía como acceso de una zona a otra. Aunque sin restos del Muro, permanecen los famosos carteles en inglés y ruso que marcan el fin de un sector y la entrada al otro. Lo ideal es completar la visita con la del Mauer Museum.
- East Side Gallery: se trata de un fragmento de 1,3 kilómetros del muro interior que pintaron numerosos artistas en 1990. Algunas de las imágenes son icono de la ciudad y de toda una época, como el beso entre Brezhnev y Honecker y el «Trabi» atravesando el Muro. Lo malo es su pésimo estado de conservación a que predominan más los mensajes escritos por visitantes encima de las obras de arte y dificultan apreciarlo en condiciones. Así, para nosotros es la visita «obligada» que te puedes ahorrar si no tienes mucho tiempo.
- Panorámica por el Berlín Oriental: seguro que hay tours y excursiones específicas con este nombre pero para nosotros se trata sólo de coger un tranvía cualquiera que circule por la antigua RDA, como uno de los que salen de la Alexanderplatz hacia el este, por ejemplo. Es especialmente recomendable si se tiene la tarjeta de transporte y la necesidad de descansar un rato sentados.
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Excursiones de un día desde Berlín
Spandau
A 10 km al oeste del centro de Berlín se encuentra este barrio, una de las pocas zonas que permaneció prácticamente intacta después de la guerra.
Junto a las calles peatonales del centro es interesante visitar la Ciudadela, rodeada por un foso y cuyo interior es de estilo renacentista.
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La historia de Spandau está unida a la de Rudolf Hess, ya que fue en su prisión donde estuvo recluido desde 1966 hasta su suicidio en 1987.
A Spandau se puede llegar fácilmente en tren y metro. De hecho, puede utilizarse la línea U7 del metro hasta la parada de Zitadelle y luego recorrer andando el barrio hasta la parada de Rathaus Spandau, donde confluyen esta línea de metro y varias de tren.
Potsdam
Se encuentra a muy poca distancia de Berlín (24 km) y es fácilmente accesible en tren desde la ciudad. En un día bien aprovechado se puede visitar tanto el centro histórico como el parque Sanssouci y sus impresionantes palacios.
Casco histórico de Potsdam |
No te pierdas nuestro post «Un día en Potsdam» para saber qué ver en la ciudad y toda la información de interés.
Dresden
Capital del Land del Estado libre de Sajonia y antaño parte de la República Democrática Alemana, Dresden tiene hoy en día uno de los cascos históricos mejor restaurados y da gusto pasear por sus animadas calles.
En un día se puede visitar fácilmente lo más destacado de su casco histórico y también de la zona más nueva. Se puede llegar a la ciudad en autobús, tren y en coche de alquiler desde Berlín, lo más rápido y económico si viajan más de dos personas.
Para saber más de qué ver en la ciudad, toda la información de interés, fotos y vídeo resumen, consulta nuestro post Un día en Dresden.
Información de interés
- Guía recomendada: en esta ocasión «Berlín de cerca» de Lonely Planet ha supuesto una decepción, a diferencia de la Guía Azul que tiene una información muy completa e incluye además Potsdam, Dresden, Leipzig y Brandemburg.
- Cómo llegar: muchas compañías aéreas vuelan a Berlín desde España en vuelo directo y con escala. Aunque a priori las lowcost serán más económicas no hay que descartar echar un vistazo a buscadores como Kayak y Rumbo porque puede haber mejores ofertas en otras compañías (aunque esto suele implicar escala), sobre todo en fechas clave como puentes y Navidades. Hay dos aeropuertos, Tegel (más cercano al centro pero sólo conectado por autobuses y taxis) y Schönefeld (más retirado pero conectado también por tren). Según donde se tenga el alojamiento puede interesar más uno que otro, teniendo en cuenta también la diferencia de precios de los vuelos.
- Dónde dormir: en la ciudad hay alojamientos de todo tipo y para todos los bolsillos. La última vez que visitamos la ciudad, en periodo navideño, optamos por alquilar un apartamento a través de Airbnb. Nos salió por menos de la mitad que el hotel más modesto (con baño privado) y en pleno centro de la ciudad.
- Transporte: existe como en la mayoría de las ciudades una tarjeta para transporte, Berlin Pass, para 2 y 3 días que también tiene descuentos en museos. Es la mejor opción si no dispones de otro tipo de descuento (carnet joven o similar). Los billetes sencillos valen durante una hora en diferentes medios de transporte. Ante la duda lo mejor es ver el precio del billete sencillo, los trayectos aproximados que se realizarán y lo que cuestan los museos que se van a visitar y ver si interesa o no la tarjeta. Los taxis no son tan caros como en otras ciudades por lo que si van varias personas puede salir muy económico para ir al aeropuerto de Tegel, por ejemplo.
- Comidas: en Berlín da la impresión de que la gente come todo el tiempo y esto es por la cantidad de puestos que hay a todas horas y durante todo el año. Las plazas principales, las estaciones de tren y metro y los principales puntos de interés de la ciudad tienen un permanente olor a comida por la infinidad de puestos y restaurantes que hay. En cualquiera de estos puestos se pueden comprar sandwiches, bocadillos, ensaladas, patatas, dulces y, por supuesto, la famosa currywurst, la kartoffelnsalat y otros manjares típicos alemanes. En cuanto a restaurantes, destacamos dos que nos recomendaron a nosotros: Tiergarten Quelle y Brauhaus Lemke, que cuenta con varios establecimientos en la ciudad y en el que hacen su propia cerveza. También merece la pena cenar en uno de los encantadores restaurantes del Nicolaiviertel. Aunque habrá de todo, para nosotros comer en Berlín resulta bastante económico, tratándose de un país europeo y en plena zona turística. Pero si no, siempre están las cadenas de comida rápida habituales o los supermercados. Para beber, a no ser que algo lo impida, lo mejor es pedir directamente cerveza. El agua suele ser con gas por más que insistas y los refrescos si es verano tienden a ponerlos a temperatura ambiente.
- Enlaces de interés:
– Página oficial de turismo de Berlín
– Página oficial de los museos de Berlín
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